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LOS LIMITES
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LOS LIMITES
Este
es un artículo de Violeta Alcocer, sobre "los límites":
Los
límites (esos de los que tanto se habla y que nadie sabe muy bien qué
son) no son otra cosa que el lugar común donde se encuentran mis
necesidades con las del otro, el espacio a partir del cual se rompe un
equilibrio saludable, el marco dentro del cual se contienen nuestras
relaciones saludables con nosotros mismos, con los demás y con el medio
que nos rodea.
Es decir, los límites no siempre tienen que ver con
la firmeza, la autoridad o la capacidad para decir “no”: tienen que ver
con la capacidad de combinar nuestras necesidades con las de nuestros
hijos de forma armoniosa.
Por otro lado, las expectativas son lo que
esperamos de nuestros hijos y lo que esperamos de nosotros mismos como
padres y como familia.
Límites y expectativas son dos conceptos
estrechamente vinculados, pues nuestras expectativas son el marco de
referencia de nuestros límites, los definen.
Las necesidades y
las relaciones son muy particulares para cada persona y cada familia.
Por ese motivo, los llamados “límites” han de ser también
particulares para cada familia (dependerán de los valores de cada
familia, de sus necesidades particulares, de su cultura, de su
organización interna, de sus proyectos presentes y futuros y de las
expectativas personales de cada padre sobre los hijos) y no podemos
adoptar alegremente los de la familia de al lado (ni los del psicólogo
o el pediatra de turno) porque entonces estaremos viviendo la vida de
otro.
Cuando nuestros hijos desean, lo hacen a menudo
desmedidamente y sin límites. El deseo es puro y la distancia entre los
deseos del niño y la realidad suele ser grande (salir desnudo a la
calle en pleno invierno, meterse con zapatos en la bañera, abrir todas
las bolsas de patatas de una tienda, comerse un bote entero de
plastilina o beber vino de la copa de papá) .
La tendencia de
los padres, guiados por el afán de marcarle al niño donde está el
límite, es la de negar el deseo rotundamente y en su totalidad (“no, tu
no quieres eso” o “no, eso no se puede”). Con esta negación marcamos un
límite, pero es tan rotundo que muchas veces desoímos algunos matices de ese deseo que sí podrían (y deberían) ser considerados.
Es importante pensar qué papel tiene el no en la vida de un niño. Personalmente
soy bastante contraria a las teorías que nos proponen el “no” como
panacea educativa (por lo general son teorías que nos invitan a
considerar que la frustración activa, es decir negarle deseos al niño
deliberadamente, es necesaria e invita al crecimiento porque eso es lo
que el crío se va a encontrar en la vida).
Yo lo veo de otra
manera. Creo que, en realidad, lo que el niño necesita es conocer cómo
está escrito el mapa de la realidad: de su realidad concreta y de la
realidad del contexto social en el que vive y se desarrolla.
Hablo
de mapa porque me parece una buena metáfora. En ese mapa hay zonas que
limitan con otras, hay fronteras. Hay obstáculos geológicos insalvables
y otros que se pueden salvar sólo con ayuda. Hay distintos paisajes,
dependiendo de la zona en la que uno se encuentre instalado y para el
niño es fundamental conocer ese mapa, esas coordenadas, para poder
moverse por el mundo con seguridad. El mapa de la realidad incluye,
también, las relaciones entre las personas. De esta manera, el mapa de
la realidad del niño, el que hemos de mostrarle y él ha de ir
incorporando según crece, es el mapa de las relaciones que tiene a su
ardedor y del contexto físico en el que se desarrollan estas
relaciones. Eso quiere decir que el niño también necesita conocer hasta
dónde puede llegar con los demás y hasta dónde pueden llegar los demás
con él.
Como he dicho muchas veces, el respeto en familia tiene
que ser respeto para todos: para los hijos por supuesto, pero también
para los padres. Y si el equilibrio se rompe y la balanza se inclina
demasiado en uno u otro sentido estaremos haciendo muy mal nuestra
labor.
Mi visión del asunto es compleja y quizá sofisticada,
porque pretendo que nuestro objetivo como padres no sea que nuestro
hijo conozca los límites (es decir, que se sepa el mapa al dedillo pero
sin moverse del sitio), sino que, a la larga, nuestro hijo sea capaz de
detectar por sí mismo dónde están los límites en la vida, que sea capaz
de gestionar sus relaciones con los demás averiguando en cada caso
hasta dónde puede llegar, que sea capaz de parar cuando tenga demasiado
de algo, que se “autolimite” cuando haga falta. Que sea autónomo, que
tenga criterio. Que no haga caso de lo que le digan que tiene que hacer
"porque si", sino que piense por él mismo… y acierte.
Para que
este aprendizaje tenga lugar, es fundamental que ante un deseo de
nuestro hijo, en vez de cerrar el tema con un “no” y a otra cosa,
seamos capaces de decir “si, pero hasta aquí”.
El "no" rotundo
está bien cuando lo que hay detrás es un enchufe que electrocuta o un
terraplén. También cuando lo que hay detrás es un bofetón a un hermano
o cualquier otra cosa que menoscabe lo que hemos considerado como
respeto o como parte fundamental de nuestra convivencia o buena marcha
vital.
Pero no tiene tanto sentido en el resto de las ocasiones.
Porque
el niño que crece con el “no” aprende a ver la vida con el vaso vacío
(de deseo). Conocerá muy bien la frustración pero no sabrá detectar los
matices ni en el entorno ni en las situaciones, porque todos sus
avances fueron censurados antes de empezar. No conoce el mapa de la
realidad de antemano y es incapaz de emprender por sí mismo la tarea de
conocerlo. Tiene miedo de lo nuevo, porque aprendió que su deseo de
conocer era ilícito. Simplemente va siguiendo las indicaciones. Le
vendrá muy bien, en cualquier caso, haber crecido en la frustración,
porque careciendo de las herramientas personales para manejarse adecuadamente en sus relaciones personales y con el entorno, a lo largo de su vida tendrá que lidiar con muchas.
El
niño que crece con el “si, pero sólo hasta aquí” aprende a ver la vida
con el vaso medio lleno (de deseo), aprende que casi todo puede
intentarse, que sus deseos pueden verse realizados pero que para que
eso suceda debe aceptar y asumir ciertas coordenadas, ciertas reglas,
normas, las que reinen en cada circunstancia de su vida. Sabrá lo que
es la frustración, cómo no, pero no será a costa de la frustración
total sino a costa de un aprendizaje fundamental en la vida: tener que
renunciar a algo para obtener algo, tener que esforzarse, tener que
esperar, demorar y hasta renunciar o modificar los objetivos para
encontrar la satisfacción.
La formula para replantearnos los
límites es sencilla. Antes de volver a negar algo, merecerá la pena
pararnos a escuchar qué es lo que nuestro hijo quiere y, por un
momento, comprenderlo, idenficarnos con ese deseo, con el niño que
nosotros fuimos. Comprenderlo no significa realizarlo en su totalidad:
significa darle cabida a su deseo en nuestra mente e identificarnos con
la realidad del mismo (“si yo fuera un niño de dos años me apetecería
muchísimo tirarme a esa piscina con el bocadillo en la mano”).
Sólo
desde esta postura podremos, en algunos casos, rescatar algún aspecto
de ese deseo que sí puede ser realizado y se lo podremos mostrar así a
nuestro hijo.
No se trata de que nosotros seamos los jueces
que dan el visto bueno o el visto malo a un deseo (si lo entendemos
así, es fácil caer en conceder demasiado o en negar demasiado) : se
trata de que nosotros seamos los que le vayamos mostrando a nuestro
hijo la manera de ir ajustando sus deseos a las posibilidades que le
ofrece la realidad. El mensaje para el niño es: desear es bueno y
lícito, pero quizá tengas que modificarlo un poco para que sea
realizable o renunciar a él para poder hacerlo más adelante.. pocas
veces en la vida podemos hacer "exactamente" lo que queremos, pero eso
no significa que no podamos hacer algunos ajustes para disfrutar igual
de ella.
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Un besito, es pero que os haya gustado.
es un artículo de Violeta Alcocer, sobre "los límites":
Los
límites (esos de los que tanto se habla y que nadie sabe muy bien qué
son) no son otra cosa que el lugar común donde se encuentran mis
necesidades con las del otro, el espacio a partir del cual se rompe un
equilibrio saludable, el marco dentro del cual se contienen nuestras
relaciones saludables con nosotros mismos, con los demás y con el medio
que nos rodea.
Es decir, los límites no siempre tienen que ver con
la firmeza, la autoridad o la capacidad para decir “no”: tienen que ver
con la capacidad de combinar nuestras necesidades con las de nuestros
hijos de forma armoniosa.
Por otro lado, las expectativas son lo que
esperamos de nuestros hijos y lo que esperamos de nosotros mismos como
padres y como familia.
Límites y expectativas son dos conceptos
estrechamente vinculados, pues nuestras expectativas son el marco de
referencia de nuestros límites, los definen.
Las necesidades y
las relaciones son muy particulares para cada persona y cada familia.
Por ese motivo, los llamados “límites” han de ser también
particulares para cada familia (dependerán de los valores de cada
familia, de sus necesidades particulares, de su cultura, de su
organización interna, de sus proyectos presentes y futuros y de las
expectativas personales de cada padre sobre los hijos) y no podemos
adoptar alegremente los de la familia de al lado (ni los del psicólogo
o el pediatra de turno) porque entonces estaremos viviendo la vida de
otro.
Cuando nuestros hijos desean, lo hacen a menudo
desmedidamente y sin límites. El deseo es puro y la distancia entre los
deseos del niño y la realidad suele ser grande (salir desnudo a la
calle en pleno invierno, meterse con zapatos en la bañera, abrir todas
las bolsas de patatas de una tienda, comerse un bote entero de
plastilina o beber vino de la copa de papá) .
La tendencia de
los padres, guiados por el afán de marcarle al niño donde está el
límite, es la de negar el deseo rotundamente y en su totalidad (“no, tu
no quieres eso” o “no, eso no se puede”). Con esta negación marcamos un
límite, pero es tan rotundo que muchas veces desoímos algunos matices de ese deseo que sí podrían (y deberían) ser considerados.
Es importante pensar qué papel tiene el no en la vida de un niño. Personalmente
soy bastante contraria a las teorías que nos proponen el “no” como
panacea educativa (por lo general son teorías que nos invitan a
considerar que la frustración activa, es decir negarle deseos al niño
deliberadamente, es necesaria e invita al crecimiento porque eso es lo
que el crío se va a encontrar en la vida).
Yo lo veo de otra
manera. Creo que, en realidad, lo que el niño necesita es conocer cómo
está escrito el mapa de la realidad: de su realidad concreta y de la
realidad del contexto social en el que vive y se desarrolla.
Hablo
de mapa porque me parece una buena metáfora. En ese mapa hay zonas que
limitan con otras, hay fronteras. Hay obstáculos geológicos insalvables
y otros que se pueden salvar sólo con ayuda. Hay distintos paisajes,
dependiendo de la zona en la que uno se encuentre instalado y para el
niño es fundamental conocer ese mapa, esas coordenadas, para poder
moverse por el mundo con seguridad. El mapa de la realidad incluye,
también, las relaciones entre las personas. De esta manera, el mapa de
la realidad del niño, el que hemos de mostrarle y él ha de ir
incorporando según crece, es el mapa de las relaciones que tiene a su
ardedor y del contexto físico en el que se desarrollan estas
relaciones. Eso quiere decir que el niño también necesita conocer hasta
dónde puede llegar con los demás y hasta dónde pueden llegar los demás
con él.
Como he dicho muchas veces, el respeto en familia tiene
que ser respeto para todos: para los hijos por supuesto, pero también
para los padres. Y si el equilibrio se rompe y la balanza se inclina
demasiado en uno u otro sentido estaremos haciendo muy mal nuestra
labor.
Mi visión del asunto es compleja y quizá sofisticada,
porque pretendo que nuestro objetivo como padres no sea que nuestro
hijo conozca los límites (es decir, que se sepa el mapa al dedillo pero
sin moverse del sitio), sino que, a la larga, nuestro hijo sea capaz de
detectar por sí mismo dónde están los límites en la vida, que sea capaz
de gestionar sus relaciones con los demás averiguando en cada caso
hasta dónde puede llegar, que sea capaz de parar cuando tenga demasiado
de algo, que se “autolimite” cuando haga falta. Que sea autónomo, que
tenga criterio. Que no haga caso de lo que le digan que tiene que hacer
"porque si", sino que piense por él mismo… y acierte.
Para que
este aprendizaje tenga lugar, es fundamental que ante un deseo de
nuestro hijo, en vez de cerrar el tema con un “no” y a otra cosa,
seamos capaces de decir “si, pero hasta aquí”.
El "no" rotundo
está bien cuando lo que hay detrás es un enchufe que electrocuta o un
terraplén. También cuando lo que hay detrás es un bofetón a un hermano
o cualquier otra cosa que menoscabe lo que hemos considerado como
respeto o como parte fundamental de nuestra convivencia o buena marcha
vital.
Pero no tiene tanto sentido en el resto de las ocasiones.
Porque
el niño que crece con el “no” aprende a ver la vida con el vaso vacío
(de deseo). Conocerá muy bien la frustración pero no sabrá detectar los
matices ni en el entorno ni en las situaciones, porque todos sus
avances fueron censurados antes de empezar. No conoce el mapa de la
realidad de antemano y es incapaz de emprender por sí mismo la tarea de
conocerlo. Tiene miedo de lo nuevo, porque aprendió que su deseo de
conocer era ilícito. Simplemente va siguiendo las indicaciones. Le
vendrá muy bien, en cualquier caso, haber crecido en la frustración,
porque careciendo de las herramientas personales para manejarse adecuadamente en sus relaciones personales y con el entorno, a lo largo de su vida tendrá que lidiar con muchas.
El
niño que crece con el “si, pero sólo hasta aquí” aprende a ver la vida
con el vaso medio lleno (de deseo), aprende que casi todo puede
intentarse, que sus deseos pueden verse realizados pero que para que
eso suceda debe aceptar y asumir ciertas coordenadas, ciertas reglas,
normas, las que reinen en cada circunstancia de su vida. Sabrá lo que
es la frustración, cómo no, pero no será a costa de la frustración
total sino a costa de un aprendizaje fundamental en la vida: tener que
renunciar a algo para obtener algo, tener que esforzarse, tener que
esperar, demorar y hasta renunciar o modificar los objetivos para
encontrar la satisfacción.
La formula para replantearnos los
límites es sencilla. Antes de volver a negar algo, merecerá la pena
pararnos a escuchar qué es lo que nuestro hijo quiere y, por un
momento, comprenderlo, idenficarnos con ese deseo, con el niño que
nosotros fuimos. Comprenderlo no significa realizarlo en su totalidad:
significa darle cabida a su deseo en nuestra mente e identificarnos con
la realidad del mismo (“si yo fuera un niño de dos años me apetecería
muchísimo tirarme a esa piscina con el bocadillo en la mano”).
Sólo
desde esta postura podremos, en algunos casos, rescatar algún aspecto
de ese deseo que sí puede ser realizado y se lo podremos mostrar así a
nuestro hijo.
No se trata de que nosotros seamos los jueces
que dan el visto bueno o el visto malo a un deseo (si lo entendemos
así, es fácil caer en conceder demasiado o en negar demasiado) : se
trata de que nosotros seamos los que le vayamos mostrando a nuestro
hijo la manera de ir ajustando sus deseos a las posibilidades que le
ofrece la realidad. El mensaje para el niño es: desear es bueno y
lícito, pero quizá tengas que modificarlo un poco para que sea
realizable o renunciar a él para poder hacerlo más adelante.. pocas
veces en la vida podemos hacer "exactamente" lo que queremos, pero eso
no significa que no podamos hacer algunos ajustes para disfrutar igual
de ella.
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Un besito, es pero que os haya gustado.
ceciliavg- Cantidad de envíos : 1360
Edad : 51
Localización : LA LAGUNA-TENERIFE
Fecha de inscripción : 20/12/2008
Re: LOS LIMITES
Gracias Cecia, me lo archivo; me suena Violeta Alcocer pero no sé quién es.
Un beso.
Un beso.
Invitado- Invitado
Re: LOS LIMITES
Es bastante enriquecedora esta información.
En estos momentos, estoy trabajando con mi bebé el control de las rabietas; lo he tratado con mucho amor, ya no se despierta en la noches; sin embargo ahora, se despierta en las mañanas llorando y como con mucho coraje; cosa que no hacía antes. Por mas que lo cargo y le hablo bonito diciendole que debe tener cuidado con ese llanto pues se lastima su garganta, su estómago, le puede doler su cabeza, no deja de llorar hasta que le doy de comer; y pues esque no puedo tener preparado el biberón, ya que la leche no puede dejarse por mucho tiempo preparada; desafortunadamente ya no pude darle pecho y por ello es que no puedo tenerle la comida inmediatamente que despierta. Pero vuelvo a lo mismo, anteriormente despertaba hasta platicando y con risitas. Platicamos mucho con él, sé que puede entenderlo, pues es un bebé muy inteligente, pero le ha dado por querer hacer todo lo que quiera y que nosotros respondamos de inmediato a su necesidad. Yo dejo que toque, que descubra, pero llega un momento en que le digo, que listo, que eso es todo que hasta ahi llega su camino al descubrimiento, (esto con una determinada circunstancia, no con todo, y eso lo hago porque si pasa de ahi puede romperse algo y lastimarse él, o algo parecido); pero la mayoría de las veces se enoja y empieza el llanto con mucho enojo. Y como les comento, en las mañanas a que coraje le esta dando porque no tenemos su bibérón listo; yo opino que él debe aprender que no siempre se puede tener todo al instante y que debe ser paciente, pero ¿como ponerle limites a mi bebé en ese sentido? no quiero que crezca creyendo que todo debe darsele en el momento en el que él lo quiera, sólo por eso; sin tomar en cuenta que hay algunos aspectos que nos impiden a los demás hacerlo de esa manera.
¿ O es acaso que estoy mal en mi idea? Para nada me desagrada tratar con mucho mucho amor a mi bebé ¿pero como hacerlo entender que eso no siginifica que siempre hara lo que quiera cuando quiera y que no se puede siempre hacer al momento que él lo desea?
Agradezco previamente sus comentarios.
Saludos.
En estos momentos, estoy trabajando con mi bebé el control de las rabietas; lo he tratado con mucho amor, ya no se despierta en la noches; sin embargo ahora, se despierta en las mañanas llorando y como con mucho coraje; cosa que no hacía antes. Por mas que lo cargo y le hablo bonito diciendole que debe tener cuidado con ese llanto pues se lastima su garganta, su estómago, le puede doler su cabeza, no deja de llorar hasta que le doy de comer; y pues esque no puedo tener preparado el biberón, ya que la leche no puede dejarse por mucho tiempo preparada; desafortunadamente ya no pude darle pecho y por ello es que no puedo tenerle la comida inmediatamente que despierta. Pero vuelvo a lo mismo, anteriormente despertaba hasta platicando y con risitas. Platicamos mucho con él, sé que puede entenderlo, pues es un bebé muy inteligente, pero le ha dado por querer hacer todo lo que quiera y que nosotros respondamos de inmediato a su necesidad. Yo dejo que toque, que descubra, pero llega un momento en que le digo, que listo, que eso es todo que hasta ahi llega su camino al descubrimiento, (esto con una determinada circunstancia, no con todo, y eso lo hago porque si pasa de ahi puede romperse algo y lastimarse él, o algo parecido); pero la mayoría de las veces se enoja y empieza el llanto con mucho enojo. Y como les comento, en las mañanas a que coraje le esta dando porque no tenemos su bibérón listo; yo opino que él debe aprender que no siempre se puede tener todo al instante y que debe ser paciente, pero ¿como ponerle limites a mi bebé en ese sentido? no quiero que crezca creyendo que todo debe darsele en el momento en el que él lo quiera, sólo por eso; sin tomar en cuenta que hay algunos aspectos que nos impiden a los demás hacerlo de esa manera.
¿ O es acaso que estoy mal en mi idea? Para nada me desagrada tratar con mucho mucho amor a mi bebé ¿pero como hacerlo entender que eso no siginifica que siempre hara lo que quiera cuando quiera y que no se puede siempre hacer al momento que él lo desea?
Agradezco previamente sus comentarios.
Saludos.
fdelgado lara- Cantidad de envíos : 30
Edad : 42
Localización : Aguascalientes, México
Fecha de inscripción : 09/01/2011
Re: LOS LIMITES
Como con el biberón no tengo experiencia, no te puedo aconsejar muy exactamente pues yo siempre he sacado las cántaras y listo,jeje.
Solo queda que durante las tomas del día tengas preparada la cantidad en el biberón y un ratito antes de que preveas que puede pedirlo dejarlo preparado del todo en el frigorífico y así en cuanto pida solo calentarlo.
En la mañana, como no lo vas a dejar preparado desde la noche anterior pues tenerlo todo lo a mano posible para tardar poco y mientras lo haces si no puede cargar alguien a tu bebé, pues llevarlo en portabebé mientras y llevarlo con paciencia, que él sabrá lo que hay poco a poco.
¿Leonardo tomó pecho, has leído sobre la relactación?
Besitos
Solo queda que durante las tomas del día tengas preparada la cantidad en el biberón y un ratito antes de que preveas que puede pedirlo dejarlo preparado del todo en el frigorífico y así en cuanto pida solo calentarlo.
En la mañana, como no lo vas a dejar preparado desde la noche anterior pues tenerlo todo lo a mano posible para tardar poco y mientras lo haces si no puede cargar alguien a tu bebé, pues llevarlo en portabebé mientras y llevarlo con paciencia, que él sabrá lo que hay poco a poco.
¿Leonardo tomó pecho, has leído sobre la relactación?
Besitos
Invitado- Invitado
Re: LOS LIMITES
Gracia Cecilia yo sigo el blog de Violeta y me ayuda mucho.
Fabi, piensa que el se enrabieta por hambre, imagina lo que su pobre cuerpecito puede llegar a sentir. Los bebes cambian de una semana
a otra, si como comentas le das biberon yo te aconsejo que lo mismo lo que
te esta diciendo tu peke es que necesita más alimento aumentale la cantidad ó aumenta las tomas. Tambien puedes usar una bolsa de esas para guardar el calor del biberon y dejar un poquito para darsela antes de la toma de la mañana.
y veras que pronto notas cambios tesoro.
Lo de dejarle que explore yo tengo mi metodo.....eliminé de mi salon todo
lo que se rompia y después de 3 años vivo en una guarderia casera y mi peke esta más que feliz y yo también
Espero estar ayudando Besitos
Fabi, piensa que el se enrabieta por hambre, imagina lo que su pobre cuerpecito puede llegar a sentir. Los bebes cambian de una semana
a otra, si como comentas le das biberon yo te aconsejo que lo mismo lo que
te esta diciendo tu peke es que necesita más alimento aumentale la cantidad ó aumenta las tomas. Tambien puedes usar una bolsa de esas para guardar el calor del biberon y dejar un poquito para darsela antes de la toma de la mañana.
y veras que pronto notas cambios tesoro.
Lo de dejarle que explore yo tengo mi metodo.....eliminé de mi salon todo
lo que se rompia y después de 3 años vivo en una guarderia casera y mi peke esta más que feliz y yo también
Espero estar ayudando Besitos
lizan- Cantidad de envíos : 1174
Fecha de inscripción : 18/10/2010
Re: LOS LIMITES
Muchas gracias, claro que todos sus comentarios me ayudan mucho.
Ahora lo un poco dificil es mi esposo, pues si al principio le agradaba la idea de esta nueva forma de criar a nuestro hijo, ahora no está tan convencido y he tenido algunos problemas pues no está de acuerdo del todo; cree que exagero y que estoy consintiendo demasiado al bebé. A mi ya no me gusta verlo llorar y mucho menos dejar que siga llorando hasta que se cansé. A veces me desespero pero tengo fe en que mi esposo entenderá y me apoye, por el bien de nuestro bebé.
Él me dice que si bien es bueno que no llore y no decirle NO siempre o utilizar otras palabras, que ahora le explique que con esta nueva forma de criar cómo se le pondrán límites y que no nos tome la medida. BUBUBUBU casi lloro.
Jejejeje pero llorando no gano nada así que por eso acudo a las expertas.
Saludines.
Ahora lo un poco dificil es mi esposo, pues si al principio le agradaba la idea de esta nueva forma de criar a nuestro hijo, ahora no está tan convencido y he tenido algunos problemas pues no está de acuerdo del todo; cree que exagero y que estoy consintiendo demasiado al bebé. A mi ya no me gusta verlo llorar y mucho menos dejar que siga llorando hasta que se cansé. A veces me desespero pero tengo fe en que mi esposo entenderá y me apoye, por el bien de nuestro bebé.
Él me dice que si bien es bueno que no llore y no decirle NO siempre o utilizar otras palabras, que ahora le explique que con esta nueva forma de criar cómo se le pondrán límites y que no nos tome la medida. BUBUBUBU casi lloro.
Jejejeje pero llorando no gano nada así que por eso acudo a las expertas.
Saludines.
fdelgado lara- Cantidad de envíos : 30
Edad : 42
Localización : Aguascalientes, México
Fecha de inscripción : 09/01/2011
Re: LOS LIMITES
Fabiola a tu marido le gusta leer? si es asi te recomiendo que le dejes el libro de besame mucho, creo que ayuda a cambiar el chip y a entender que no abusar de los limites no es consentir, que criar usando la empatia es más sano tanto para los hijos como para los padres, tambien te recomiendo el libro de Rosa Jove "la crianza feliz" que creo que es muy interesante y lo explica mucho mejor que yo aunque no se si a ese lado del charco los podras conseguir.
Por cierto Cecilia gracias por el articulo se me habia pasado el post
Por cierto Cecilia gracias por el articulo se me habia pasado el post
yolanda- Cantidad de envíos : 3018
Fecha de inscripción : 15/07/2010
Re: LOS LIMITES
Pues se supone que si le gusta leer; ya imprimi el libro de besame mucho y ya le he dado una serie de artículos que me han ustedes hecho el favor de pasarme y otros que he encontrado y me parecen interesantes, pero no los ha leido!!! yo espero pronto lo haga, digo tampoco puedo obligarlo, pero espero se de cuenta pronto de la necesidad de hacerlo. Gracias en verdad ustedes me ayudan mucho.
fdelgado lara- Cantidad de envíos : 30
Edad : 42
Localización : Aguascalientes, México
Fecha de inscripción : 09/01/2011
Re: LOS LIMITES
Fabiola, Leonardo si creo recordar tiene solo 10 meses ¿verdad?
Esta tarde me había centrado en la alimentación simplemente y como tenía a mi peque por aquí no me había centrado bien en lo que explicabas, pero ¿cómo "os va a tomar la medida" un bebé tan pequeño por dios, si solo tiene hambre y necesidad de brazos, además está en la etapa de angustia por separación, explícale a tu marido y que se lea el Bésame mucho porque le hace mucha falta.
Esta tarde hablando con mi Luci querida (de mi herbolario) que vivió en México me decía como allí se dice mucha esta expresión de "tomar la medida" o sea que te manipulen, etc. Y hablábamos de como los adultos estamos tan equivocados en este aspecto y en el forito sabemos muy bien de como esto solo forma parte del adultocentrismo, te recomiendo la lectura para ir poco a poco viendo qué es lo mejor para todos, para vosotros y sobre todo para vuestro hijo.
Aquí te dejo este enlace que Rocío nos acercó hace poco: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Y aquí podrás leer y copio:
Besitos
Esta tarde me había centrado en la alimentación simplemente y como tenía a mi peque por aquí no me había centrado bien en lo que explicabas, pero ¿cómo "os va a tomar la medida" un bebé tan pequeño por dios, si solo tiene hambre y necesidad de brazos, además está en la etapa de angustia por separación, explícale a tu marido y que se lea el Bésame mucho porque le hace mucha falta.
Esta tarde hablando con mi Luci querida (de mi herbolario) que vivió en México me decía como allí se dice mucha esta expresión de "tomar la medida" o sea que te manipulen, etc. Y hablábamos de como los adultos estamos tan equivocados en este aspecto y en el forito sabemos muy bien de como esto solo forma parte del adultocentrismo, te recomiendo la lectura para ir poco a poco viendo qué es lo mejor para todos, para vosotros y sobre todo para vuestro hijo.
Aquí te dejo este enlace que Rocío nos acercó hace poco: [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Y aquí podrás leer y copio:
Te invito a que en este enlace leas el artículo entero.La “Escucha Emocional” es la herramienta más útil y efectiva para tratar los conflictos emocionales de los niños. Al niño sus emociones le “estallan” en su interior. Aún no saben comprenderlas, controlarlas y gestionarlas. Es indispensable que madres y padres permitamos sus expresiones emocionales, las acompañemos y les mostremos cómo afrontarlas. No podemos ignorarlas, ni negativizarlas (“no hay para tanto”, “ya se te pasará”, “bueno, no te preocupes vamos a jugar”, “te pones insoportable”, “deja de llorar, no te va a servir de nada”, etc.), y mucho menos castigarlos (“vete sólo a tú cuarto hasta que se te pase”, “si no dejas de estar enfadado no iremos al parque”, etc.), y jamás pegarles (ni siquiera bajo la absurda idea de que “una torta de vez en cuando les va bien”).
Toda emoción tiene un significado, una intención. Las descargas emocionales permiten al niño expresar lo que siente, liberarse de las consecuencias de experiencias dolorosas, hacernos llegar sus necesidades. Expresar emociones es curativo. Lo que los niños no saben aún es gestionarlas y menos aún prever sus consecuencias en los demás.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]
Besitos
Invitado- Invitado
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