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Las carnes en la alimentación infantil: el pollo, el pavo y el conejo
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Las carnes en la alimentación infantil: el pollo, el pavo y el conejo
Son el primer alimento de origen animal que prueba el bebé, con lo que hay que ir con calma y observar cómo es tolerado.
Por provenir de animales pequeños y ser las carnes menos alergénicas, las primeras que se ofrecen son las llamadas carnes blancas: el pollo, el pavo y el conejo.
El pollo
El pollo es una de las aves más consumidas y su carne, una de las más magras. Es tierna, sabrosa y fácil de digerir por su bajo contenido en grasas, por eso suele ser la primera que se le da a probar al bebé a los seis meses.
En cuanto a sus propiedades nutritivas, el aporte en proteínas es similar al de cualquier otro tipo de carne (un 20 por ciento) y contiene vitaminas de tipo B, especialmente ácido fólico y vitamina B3 o niacina. Está última es beneficiosa para el buen funcionamiento del cerebro, la circulación sanguínea, la formación de colágeno y la función hepática.
En cuanto a los minerales que aporta, es inferior en hierro y zinc pero superior en fósforo y potasio con respecto a las carnes rojas.
No contiene cantidades apreciables de carbohidratos y aporta ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
La gran ventaja del pollo es que su aporte nutritivo es muy rico, es similar al de las carnes rojas, pero contiene pocas grasas y calorías. Por cada 100 gramos de pollo, se calculan 125 calorías (sin piel).
Sus características lo convierten en un buen alimento, además de ser económico y versátil a la hora de cocinarlo.
Cómo preparar el pollo
Las piezas del pollo más adecuadas para el bebé son la pechuga, la más magra, y el muslo. Luego, cuando ya sea mayorcito podremos ofrecerle otras piezas como el jamoncito para que lo coma con las manos.
También debemos tener en cuenta a la hora de comprarlo que los pollos más viejos son los más grasos, así que preferiremos los ejemplares más jóvenes.
Con respecto a la cocción, la carne debe estar tierna pero a la vez bien hecha para asegurarnos que se ha destruido la salmonella, bacteria causante de la salmonelosis.
El pollo da mucho juego a la hora de cocinarlo. Hay varias formas de preparar esta carne tan agradecida. Hay que prepararla sin sal, ni condimentos que oculten el verdadero sabor de la carne, además de que pueden ser perjudiciales para el bebé. Se recomienda quitarle la piel y por supuesto, cualquier resto de huesos.
Se puede hacer asado, hervido, a la plancha, al horno, en guiso o salteado, pero tened en cuenta que los pollos de mayor edad son carnes más duras y necesitan más tiempo de cocción para ablandarlas.
Empanado ni rebozado son buenas opciones, al menos hasta comprobar que el bebé no sea alérgico al gluten o al huevo, por lo que habrá que esperar a la edad de introducción de estos alimentos.
Lo ideal para comenzar es triturar el pollo en el puré de verduras, unos 20 gramos de carne es una buena medida para comenzar. Más tarde se puede ofrecer el pollo en tiritas para que el bebé las chupe, pero evitar los trozos pequeños hasta que sea capaz de masticar.
El pavo
Otra ave muy consumida es el pavo, aunque no tanto como el pollo. Por tratarse de un alimento magro, con bajo contenido en grasa y fácil de digerir, es, al igual que el pollo, muy adecuada para la dieta de los más pequeños.
Se puede comenzar a ofrecer al bebé a partir de los seis meses.
Es una de las carnes que más proteínas contiene. Es rica en hierro de fácil absorción por el organismo y también destaca su contenido en potasio, magnesio, fósforo y zinc.
Al igual que el pollo, contiene ácido fólico y vitaminas del grupo B, entre ellas la vitamina B3 o niacina, beneficiosa para la función cerebral.
Es una carne muy sabrosa cuya principal característica es su bajo contenido en grasa y en colesterol. Por todo ello es una opción muy saludable tanto para niños como adultos.
Cómo preparar el pavo
La mejor pieza para ofrecerle al bebé por ser la más magra es la pechuga del pavo. Hay que quitarle la piel, pues es la parte que mayor cantidad de grasa contiene.
A la hora de comprarlo, hay que elegir el pavo joven (porque tendrá una carne más tierna) de piel suave y blanca, sin manchas y de carne firme (no pegajosa), lo cual nos indica que está fresco.
A la hora de prepararlo hay que saber que la carne de pavo se contamina fácilmente, por lo que no deberemos descongelarlo a temperatura ambiente (hacerlo en el refrigerador), mantenerla separada de otros alimentos y si es posible en su envoltorio original.
La forma más habitual de cocinar el pavo es asado al horno (a veces relleno con verduras), también se puede freír o incluir en guisos o estofados.
No se debe ofrecer al bebé el pavo ahumado, ni en forma de fiambre pues se le añaden sales y conservantes que son perjudiciales para los niños pequeños.
Al igual que el pollo, lo más adecuado para empezar a dárselo al bebé es triturado y mezclado en el puré de verduras.
El conejo
El conejo no es una carne tan habitual en la alimentación infantil como puede serlo el pollo o el pavo, pero es una buena opción para incluir en la dieta de los más pequeños a partir de los seis meses.
Entra en el grupo de las llamadas carnes blancas. Su carne es magra y muy blanda, por lo tanto es muy fácil de masticar y muy digestiva gracias a su bajo contenido en colágeno, siendo ideal para estómagos sensibles como los de los niños.
Es muy saludable por ser baja en calorías, en colesterol y contener una elevada cantidad de proteínas de alto valor biológico y aminoácidos esenciales.
Su carne tiene un gran valor nutritivo. Tiene un alto contenido en potasio, fósforo y calcio. Contiene pocas grasas saturadas y es rica en hierro. Es destacable su contenido en vitaminas del grupo B, siendo el alimento cárnico más rico en vitamina B3 o niacina, beneficiosa para el crecimiento y el desarrollo, y especialmente en vitamina B12, un micronutriente que previene la degeneración de las células neuronales.
Por su aporte vitamínico es un alimento ideal para combatir el cansancio estacional en los más pequeños.
Cómo preparar el conejo
Hay muchas formas posibles de cocinar el conejo: guisado, estofado, hervido, al horno, frito, a la cazuela, en paella.
A la hora de comprarlo, hay que elegir una pieza joven con la carne de color rosado y las patas flexibles. La carne es menos sabrosa pero más blanda y fácil de digerir.
A la hora de prepararlo no se le debe añadir sal ni condimentos ni rebozarlo, pues para ello se necesitaría huevo.
Al igual que las carnes anteriores, lo más recomendable para comenzar a ofrecer la carne de conejo es triturada y mezclada en el puré de verduras. Más adelante se pueden dejar trozos más gordos para que el bebé se vaya acostumbrando a la nueva textura y como paso previo a la masticación.
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Por provenir de animales pequeños y ser las carnes menos alergénicas, las primeras que se ofrecen son las llamadas carnes blancas: el pollo, el pavo y el conejo.
El pollo
El pollo es una de las aves más consumidas y su carne, una de las más magras. Es tierna, sabrosa y fácil de digerir por su bajo contenido en grasas, por eso suele ser la primera que se le da a probar al bebé a los seis meses.
En cuanto a sus propiedades nutritivas, el aporte en proteínas es similar al de cualquier otro tipo de carne (un 20 por ciento) y contiene vitaminas de tipo B, especialmente ácido fólico y vitamina B3 o niacina. Está última es beneficiosa para el buen funcionamiento del cerebro, la circulación sanguínea, la formación de colágeno y la función hepática.
En cuanto a los minerales que aporta, es inferior en hierro y zinc pero superior en fósforo y potasio con respecto a las carnes rojas.
No contiene cantidades apreciables de carbohidratos y aporta ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados.
La gran ventaja del pollo es que su aporte nutritivo es muy rico, es similar al de las carnes rojas, pero contiene pocas grasas y calorías. Por cada 100 gramos de pollo, se calculan 125 calorías (sin piel).
Sus características lo convierten en un buen alimento, además de ser económico y versátil a la hora de cocinarlo.
Cómo preparar el pollo
Las piezas del pollo más adecuadas para el bebé son la pechuga, la más magra, y el muslo. Luego, cuando ya sea mayorcito podremos ofrecerle otras piezas como el jamoncito para que lo coma con las manos.
También debemos tener en cuenta a la hora de comprarlo que los pollos más viejos son los más grasos, así que preferiremos los ejemplares más jóvenes.
Con respecto a la cocción, la carne debe estar tierna pero a la vez bien hecha para asegurarnos que se ha destruido la salmonella, bacteria causante de la salmonelosis.
El pollo da mucho juego a la hora de cocinarlo. Hay varias formas de preparar esta carne tan agradecida. Hay que prepararla sin sal, ni condimentos que oculten el verdadero sabor de la carne, además de que pueden ser perjudiciales para el bebé. Se recomienda quitarle la piel y por supuesto, cualquier resto de huesos.
Se puede hacer asado, hervido, a la plancha, al horno, en guiso o salteado, pero tened en cuenta que los pollos de mayor edad son carnes más duras y necesitan más tiempo de cocción para ablandarlas.
Empanado ni rebozado son buenas opciones, al menos hasta comprobar que el bebé no sea alérgico al gluten o al huevo, por lo que habrá que esperar a la edad de introducción de estos alimentos.
Lo ideal para comenzar es triturar el pollo en el puré de verduras, unos 20 gramos de carne es una buena medida para comenzar. Más tarde se puede ofrecer el pollo en tiritas para que el bebé las chupe, pero evitar los trozos pequeños hasta que sea capaz de masticar.
El pavo
Otra ave muy consumida es el pavo, aunque no tanto como el pollo. Por tratarse de un alimento magro, con bajo contenido en grasa y fácil de digerir, es, al igual que el pollo, muy adecuada para la dieta de los más pequeños.
Se puede comenzar a ofrecer al bebé a partir de los seis meses.
Es una de las carnes que más proteínas contiene. Es rica en hierro de fácil absorción por el organismo y también destaca su contenido en potasio, magnesio, fósforo y zinc.
Al igual que el pollo, contiene ácido fólico y vitaminas del grupo B, entre ellas la vitamina B3 o niacina, beneficiosa para la función cerebral.
Es una carne muy sabrosa cuya principal característica es su bajo contenido en grasa y en colesterol. Por todo ello es una opción muy saludable tanto para niños como adultos.
Cómo preparar el pavo
La mejor pieza para ofrecerle al bebé por ser la más magra es la pechuga del pavo. Hay que quitarle la piel, pues es la parte que mayor cantidad de grasa contiene.
A la hora de comprarlo, hay que elegir el pavo joven (porque tendrá una carne más tierna) de piel suave y blanca, sin manchas y de carne firme (no pegajosa), lo cual nos indica que está fresco.
A la hora de prepararlo hay que saber que la carne de pavo se contamina fácilmente, por lo que no deberemos descongelarlo a temperatura ambiente (hacerlo en el refrigerador), mantenerla separada de otros alimentos y si es posible en su envoltorio original.
La forma más habitual de cocinar el pavo es asado al horno (a veces relleno con verduras), también se puede freír o incluir en guisos o estofados.
No se debe ofrecer al bebé el pavo ahumado, ni en forma de fiambre pues se le añaden sales y conservantes que son perjudiciales para los niños pequeños.
Al igual que el pollo, lo más adecuado para empezar a dárselo al bebé es triturado y mezclado en el puré de verduras.
El conejo
El conejo no es una carne tan habitual en la alimentación infantil como puede serlo el pollo o el pavo, pero es una buena opción para incluir en la dieta de los más pequeños a partir de los seis meses.
Entra en el grupo de las llamadas carnes blancas. Su carne es magra y muy blanda, por lo tanto es muy fácil de masticar y muy digestiva gracias a su bajo contenido en colágeno, siendo ideal para estómagos sensibles como los de los niños.
Es muy saludable por ser baja en calorías, en colesterol y contener una elevada cantidad de proteínas de alto valor biológico y aminoácidos esenciales.
Su carne tiene un gran valor nutritivo. Tiene un alto contenido en potasio, fósforo y calcio. Contiene pocas grasas saturadas y es rica en hierro. Es destacable su contenido en vitaminas del grupo B, siendo el alimento cárnico más rico en vitamina B3 o niacina, beneficiosa para el crecimiento y el desarrollo, y especialmente en vitamina B12, un micronutriente que previene la degeneración de las células neuronales.
Por su aporte vitamínico es un alimento ideal para combatir el cansancio estacional en los más pequeños.
Cómo preparar el conejo
Hay muchas formas posibles de cocinar el conejo: guisado, estofado, hervido, al horno, frito, a la cazuela, en paella.
A la hora de comprarlo, hay que elegir una pieza joven con la carne de color rosado y las patas flexibles. La carne es menos sabrosa pero más blanda y fácil de digerir.
A la hora de prepararlo no se le debe añadir sal ni condimentos ni rebozarlo, pues para ello se necesitaría huevo.
Al igual que las carnes anteriores, lo más recomendable para comenzar a ofrecer la carne de conejo es triturada y mezclada en el puré de verduras. Más adelante se pueden dejar trozos más gordos para que el bebé se vaya acostumbrando a la nueva textura y como paso previo a la masticación.
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Re: Las carnes en la alimentación infantil: el pollo, el pavo y el conejo
Yo directamente le dí a Unai el pollo en laminillas, como desmigajadillo, nada de triturado y tan estupendamente, no se atrangantan no y más si se ha comenzado a dar otros alimentos antes tipo blanditos como plátano, verduras cocidas y ya tienen práctica en comer sin necesidad de triturar. E igual con el pavo. Y el conejo tiene muchos huesecillos, pero con cuidado también se los he dado.
Gracias por la info Rosa y besitos
Gracias por la info Rosa y besitos
Invitado- Invitado
Re: Las carnes en la alimentación infantil: el pollo, el pavo y el conejo
A Rafa le encanta la pechuga de pollo a la plancha,se la pongo en su plato a trocitos pequeños y se la va pinchando el solito con el tenedor.
El pavo y el conejo no lo gastamos en casa.
El pavo y el conejo no lo gastamos en casa.
Raquel- Cantidad de envíos : 2894
Edad : 43
Localización : Granada
Fecha de inscripción : 07/10/2009
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