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Cuidados del recién nacido: cómo limpiar los oídos del bebé
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Cuidados del recién nacido: cómo limpiar los oídos del bebé
En nuestra serie de cuidados del recién nacido nos detenemos hoy en los oídos del bebé, una parte muy delicada del cuerpo de los pequeños que no siempre sabemos cómo asear. Y lo primero que hay que decir es que un bebé recién nacido difícilmente tendrá los oídos con suciedad, por lo que no es necesario la limpieza rutinaria. Los oídos apenas requieren una limpieza superficial.
Los oídos pueden producir algo de cerumen (cera), una sustancia pegajosa de color amarillento que protege el oído. Nunca hemos de intentar sacar la cera del oído del bebé introduciendo ningún objeto, ni siquiera bastoncillos de algodón.
La cera protege los oídos del bebé
El cerumen que producen los oídos tiene la función de proteger al órgano de elementos extraños como el polvo. Por ello no hemos de obsesionarnos en limpiarla, y menos introduciendo objetos alargados en el oído. Ello es debido a que podríamos causar el efecto contrario, haciendo que restos de cera se introduzcan en el oído del bebé y originando un tapón de cera.
Además, estos objetos alargados podrían dañar al tímpano si los introducimos en exceso, algo que puede suceder accidentalmente si el bebé hace un movimiento inesperado con la cabeza. Por supuesto, nada de objetos punzantes como palillos u horquillas, que pueden resultar muy peligrosos. Lo mejor es emplear una toallita o paño húmedo, o bastoncillos para el exterior.
Si durante la limpieza del oído notamos que el bebé tiene algo de cera casi a la entrada del oído, podemos intentar retirarla con un pañito humedecido sin introducirlo, limitando la limpieza a las partes que logremos alcanzar y siempre con movimientos hacia fuera.
Podemos aprovechar este momento de revisión del oído para comprobar que no existen problemas. La consistencia de la cera ha de ser fina y su color amarillo claro o quemado, tirando a anaranjado, pero no muy oscuro. Si la consistencia cambia o varía su color, tornándose más espesa y oscura, deberemos acudir al pediatra, sin tratar de retirarla, para que la valore y descarte algún problema.
Además, podemos verificar si con el cambio en la consistencia y el color de la cera también se producen disminuciones en la capacidad auditiva del niño, pues podría tratarse de un tapón que le impide oír con claridad y ante el que también tendría que actuar el pediatra. De todas formas, esto es bastante improbable en las primeras semanas de vida del bebé.
¿Qué hay que limpiar de los oídos del bebé?
La limpieza de los oídos debe limitarse a su parte externa con el ánimo de no causar daños ni generar un taco de cera en su parte interna. Para asear los oídos, basta un poco de agua enjabonada o un paño humedecido que recorra todo el pabellón auricular. Lo podemos hacer perfectamente en el momento del baño.
En el baño lo más probable es que caiga agua en los oídos del bebé al lavarle la cabeza, aunque hemos de procurar que no se introduzca, ladeando la cabeza del bebé cuando vaya a caerle el agua desde arriba, una vez para cada lado. Habremos de secar cuidadosamente con la toalla de algodón ese agua que se ha quedado en el pabellón auricular del bebé, lo cual servirá de limpieza.
Si vemos que queda agua en la entrada del oído interno, no debemos incidir (del mismo modo que si hubiera cera) para no dañar esa delicada zona. Las pequeñas pilosidades que hay se encargarán de “recoger” esa agua para que no se introduzca en el oído.
Para la limpieza del pabellón externo sí que podemos usar bastoncillos auditivos. Tanto si usamos bastoncillos como un pañito, habremos de proceder del mismo modo. Sujetaremos bien la cabeza ladeada del bebé, y pasaremos el bastoncillo por el pabellón auditivo siguiendo la forma de la oreja y de dentro hacia fuera.
Siguiendo todos estos consejos para una correcta limpieza de los oídos del bebé recién nacido haremos que sea una tarea sencilla y sin riesgos. De todos modos, comprobaremos que los bebés recién nacidos necesitan poco este tipo de atención, y sólo con el paso de los meses se hará necesaria una higiene del oído más frecuente.
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Los oídos pueden producir algo de cerumen (cera), una sustancia pegajosa de color amarillento que protege el oído. Nunca hemos de intentar sacar la cera del oído del bebé introduciendo ningún objeto, ni siquiera bastoncillos de algodón.
La cera protege los oídos del bebé
El cerumen que producen los oídos tiene la función de proteger al órgano de elementos extraños como el polvo. Por ello no hemos de obsesionarnos en limpiarla, y menos introduciendo objetos alargados en el oído. Ello es debido a que podríamos causar el efecto contrario, haciendo que restos de cera se introduzcan en el oído del bebé y originando un tapón de cera.
Además, estos objetos alargados podrían dañar al tímpano si los introducimos en exceso, algo que puede suceder accidentalmente si el bebé hace un movimiento inesperado con la cabeza. Por supuesto, nada de objetos punzantes como palillos u horquillas, que pueden resultar muy peligrosos. Lo mejor es emplear una toallita o paño húmedo, o bastoncillos para el exterior.
Si durante la limpieza del oído notamos que el bebé tiene algo de cera casi a la entrada del oído, podemos intentar retirarla con un pañito humedecido sin introducirlo, limitando la limpieza a las partes que logremos alcanzar y siempre con movimientos hacia fuera.
Podemos aprovechar este momento de revisión del oído para comprobar que no existen problemas. La consistencia de la cera ha de ser fina y su color amarillo claro o quemado, tirando a anaranjado, pero no muy oscuro. Si la consistencia cambia o varía su color, tornándose más espesa y oscura, deberemos acudir al pediatra, sin tratar de retirarla, para que la valore y descarte algún problema.
Además, podemos verificar si con el cambio en la consistencia y el color de la cera también se producen disminuciones en la capacidad auditiva del niño, pues podría tratarse de un tapón que le impide oír con claridad y ante el que también tendría que actuar el pediatra. De todas formas, esto es bastante improbable en las primeras semanas de vida del bebé.
¿Qué hay que limpiar de los oídos del bebé?
La limpieza de los oídos debe limitarse a su parte externa con el ánimo de no causar daños ni generar un taco de cera en su parte interna. Para asear los oídos, basta un poco de agua enjabonada o un paño humedecido que recorra todo el pabellón auricular. Lo podemos hacer perfectamente en el momento del baño.
En el baño lo más probable es que caiga agua en los oídos del bebé al lavarle la cabeza, aunque hemos de procurar que no se introduzca, ladeando la cabeza del bebé cuando vaya a caerle el agua desde arriba, una vez para cada lado. Habremos de secar cuidadosamente con la toalla de algodón ese agua que se ha quedado en el pabellón auricular del bebé, lo cual servirá de limpieza.
Si vemos que queda agua en la entrada del oído interno, no debemos incidir (del mismo modo que si hubiera cera) para no dañar esa delicada zona. Las pequeñas pilosidades que hay se encargarán de “recoger” esa agua para que no se introduzca en el oído.
Para la limpieza del pabellón externo sí que podemos usar bastoncillos auditivos. Tanto si usamos bastoncillos como un pañito, habremos de proceder del mismo modo. Sujetaremos bien la cabeza ladeada del bebé, y pasaremos el bastoncillo por el pabellón auditivo siguiendo la forma de la oreja y de dentro hacia fuera.
Siguiendo todos estos consejos para una correcta limpieza de los oídos del bebé recién nacido haremos que sea una tarea sencilla y sin riesgos. De todos modos, comprobaremos que los bebés recién nacidos necesitan poco este tipo de atención, y sólo con el paso de los meses se hará necesaria una higiene del oído más frecuente.
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Re: Cuidados del recién nacido: cómo limpiar los oídos del bebé
Yo tengo bastoncillos de bebé, estos gorditos para que aunque hagan un movimiento repentino, nunca entren hacia el tímpano, pues sería fatal y solo lo uso una vez en semana para Unai, los demás días con la toallita y listo. Y a Rubén si es verano, más a menudo que a Unai, por el tema del parque que siempre guarrean más, pero con las mismas precauciones.
Jo, cuando he leído lo de las horquillas, me recuerda que de pequeña mi madre utilizaba de estas de moño, que son como una U, qué bárbaro, menos mal que no nos movíamos nada, sino...
Gracias por la info, Rosa.
Un beso.
Jo, cuando he leído lo de las horquillas, me recuerda que de pequeña mi madre utilizaba de estas de moño, que son como una U, qué bárbaro, menos mal que no nos movíamos nada, sino...
Gracias por la info, Rosa.
Un beso.
Invitado- Invitado
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