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Vacunas: los padres deben informarse antes de permitirlas
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Vacunas: los padres deben informarse antes de permitirlas
por Lynne Born
Debido a que la falta de información en torno a la vacunación es tan extensa, muchos padres nunca se cuestionan si deberían o no vacunar a su hijo, pasando por alto una de las decisiones más importantes que un padre puede tomar. Como las autoridades médicas dicen que la vacunación es segura, la mayoría de los padres simplemente aceptan la vacunación, completamente inconscientes de los peligros potenciales e incapaces de reconocer una reacción seria cuando ésta ocurre. Y además como los departamentos de salud del gobierno y las autoridades escolares dan la impresión de que la vacunación es una obligación para todos los niños, la mayoría de los padres creen que se les requiere legalmente vacunar a sus hijos. Pero el hecho es que somos libres de rechazar toda la vacunación, o adoptar un plan parcial de vacunación, una decisión muy importante para la salud y el bienestar de su hijo.
Sin embargo, los padres se enfrentan a una tremenda presión por parte de los médicos, los medios de comunicación, colegios e incluso otros padres, para seguir el plan de vacunación estándar y someter a su hijo a un creciente protocolo de múltiples inyecciones en varias etapas de sus jóvenes vidas, incluyendo inyecciones que contienen varias vacunas.
Información errónea
Debido a que las vacunas son usadas predominantemente en nuestros preciosos hijos, la mayoría de la gente asume que todas las vacunas han sido sometidas a pruebas y rigurosos estudios probando que las vacunas son seguras y efectivas. A los padres se les ha dicho muchas veces que las campañas de vacunación en masa terminaron con múltiples epidemias en el mundo, que las vacunas son efectivas previniendo las enfermedades a las que son dirigidas, que los efectos secundarios son raros y generalmente consisten en brazos doloridos o fiebres leves que se pasan rápidamente, y que las pocas reacciones negativas serias son cuidadosamente registradas y monitorizadas, manteniendo las reacciones adversas en un mínimo.
Sin embargo, los padres que se toman el tiempo de indagar en la materia y retirar este velo de información errónea encuentran que estas afirmaciones carecen de un sólido respaldo científico. No sólo nunca ha habido un único estudio a largo plazo comparando la salud y bienestar de niños vacunados y no vacunados, múltiples ejemplos pueden encontrarse fácilmente de niños vacunados adquiriendo las misma enfermedad contra la cual habían sido vacunados. Es más, hay una evidencia abrumadora de que las vacunas pueden ser extremadamente dañinas, discapacitar permanentemente e incluso matar a nuestros niños. Y el sistema actual de registrar y notificar las reacciones adversas a la FDA (Food and Drug Administration) es ejecutado descuidada y pobremente, y es voluntario no obligatorio, incluso cuando un niño ha sido discapacitado permanentemente o matado por una vacuna.
Las vacunas impiden la inmunidad natural
Cuando un niño es infectado con una enfermedad transmisible, su sistema inmunitario responde a través de una sofisticada red de reacciones entrelazadas que pueden producir inmunidad de por vida a enfermedades infantiles naturalmente adquiridas. Estas milagrosas defensas existen, en parte, para evitar que los microbios y virus invasores no se apoderen de los sistemas y órganos del cuerpo.
Pero las vacunas, que contienen virus vivos y muertos, bacterias muertas, ADN modificado genéticamente y conservantes químicos, son inyectadas directamente en el flujo sanguíneo, traspasando la respuesta inmunitaria natural. Esto priva al organismo de la habilidad de desarrollar naturalmente una inmunidad de por vida en toda su complejidad multifacética a enfermedades infantiles normales como el sarampión, las paperas y la varicela. La vacunación en masa es un intento del hombre de quitar la respuesta natural del desarrollo humano y reemplazarla con una serie de infecciones y respuestas inmunitarias impuestas artificialmente y determinadas por el plan de vacunación del médico.
Weston A. Price Foundation y Mercola.com
Debido a que la falta de información en torno a la vacunación es tan extensa, muchos padres nunca se cuestionan si deberían o no vacunar a su hijo, pasando por alto una de las decisiones más importantes que un padre puede tomar. Como las autoridades médicas dicen que la vacunación es segura, la mayoría de los padres simplemente aceptan la vacunación, completamente inconscientes de los peligros potenciales e incapaces de reconocer una reacción seria cuando ésta ocurre. Y además como los departamentos de salud del gobierno y las autoridades escolares dan la impresión de que la vacunación es una obligación para todos los niños, la mayoría de los padres creen que se les requiere legalmente vacunar a sus hijos. Pero el hecho es que somos libres de rechazar toda la vacunación, o adoptar un plan parcial de vacunación, una decisión muy importante para la salud y el bienestar de su hijo.
Sin embargo, los padres se enfrentan a una tremenda presión por parte de los médicos, los medios de comunicación, colegios e incluso otros padres, para seguir el plan de vacunación estándar y someter a su hijo a un creciente protocolo de múltiples inyecciones en varias etapas de sus jóvenes vidas, incluyendo inyecciones que contienen varias vacunas.
Información errónea
Debido a que las vacunas son usadas predominantemente en nuestros preciosos hijos, la mayoría de la gente asume que todas las vacunas han sido sometidas a pruebas y rigurosos estudios probando que las vacunas son seguras y efectivas. A los padres se les ha dicho muchas veces que las campañas de vacunación en masa terminaron con múltiples epidemias en el mundo, que las vacunas son efectivas previniendo las enfermedades a las que son dirigidas, que los efectos secundarios son raros y generalmente consisten en brazos doloridos o fiebres leves que se pasan rápidamente, y que las pocas reacciones negativas serias son cuidadosamente registradas y monitorizadas, manteniendo las reacciones adversas en un mínimo.
Sin embargo, los padres que se toman el tiempo de indagar en la materia y retirar este velo de información errónea encuentran que estas afirmaciones carecen de un sólido respaldo científico. No sólo nunca ha habido un único estudio a largo plazo comparando la salud y bienestar de niños vacunados y no vacunados, múltiples ejemplos pueden encontrarse fácilmente de niños vacunados adquiriendo las misma enfermedad contra la cual habían sido vacunados. Es más, hay una evidencia abrumadora de que las vacunas pueden ser extremadamente dañinas, discapacitar permanentemente e incluso matar a nuestros niños. Y el sistema actual de registrar y notificar las reacciones adversas a la FDA (Food and Drug Administration) es ejecutado descuidada y pobremente, y es voluntario no obligatorio, incluso cuando un niño ha sido discapacitado permanentemente o matado por una vacuna.
Las vacunas impiden la inmunidad natural
Cuando un niño es infectado con una enfermedad transmisible, su sistema inmunitario responde a través de una sofisticada red de reacciones entrelazadas que pueden producir inmunidad de por vida a enfermedades infantiles naturalmente adquiridas. Estas milagrosas defensas existen, en parte, para evitar que los microbios y virus invasores no se apoderen de los sistemas y órganos del cuerpo.
Pero las vacunas, que contienen virus vivos y muertos, bacterias muertas, ADN modificado genéticamente y conservantes químicos, son inyectadas directamente en el flujo sanguíneo, traspasando la respuesta inmunitaria natural. Esto priva al organismo de la habilidad de desarrollar naturalmente una inmunidad de por vida en toda su complejidad multifacética a enfermedades infantiles normales como el sarampión, las paperas y la varicela. La vacunación en masa es un intento del hombre de quitar la respuesta natural del desarrollo humano y reemplazarla con una serie de infecciones y respuestas inmunitarias impuestas artificialmente y determinadas por el plan de vacunación del médico.
Weston A. Price Foundation y Mercola.com
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