Cuidar el vinculo afectivo entre padres e hijos

Cuidar el vinculo afectivo entre padres e hijos
Publicado por Leticia Garcés
octubre 18, 2011

Si observamos a nuestros hijos veremos que muchos de nuestros gestos, formas de andar, de hablar o de mirar son muy parecidos a las nuestras; aunque tengan libertad para decidir por sí mismos, vivimos bajo el mismo techo y acaban siendo una proyección nuestra.

De la misma manera, el estilo educativo en el que hayamos sido educados (autoritario, permisivo, sobreprotector o asertivo) marca nuestra forma de educarlos.

Hay quien se frustra el acabar educando igual que sus padres, a pesar de haber decidido no hacerlo así. Caer en estas contradicciones nos trae muchas veces cargos de conciencia y sentimientos de culpabilidad y al caer la noche las preocupaciones no nos dejan conciliar el sueño pensando ¿Seré una buena madre?, ¿Lo estaré haciendo bien?

Sin desearlo, muchas veces nos convertimos en jueces de la conducta de nuestros hijos, sancionamos la falta y en el fondo lo que enseñamos es que aquel que ha pagado queda libre de toda culpa y que por lo tanto puedo volver a cometerla, porque lo que importa es pagar por la falta cometida.

Con una educación basada en el control externo (castigos, premios, etc.) es difícil conseguir que nuestros hijos lleguen a adquirir un control interno (autodisciplina) que les permita tomar decisiones inteligentes, respetando tanto su persona como la de los demás.

Suele ser habitual perder la paciencia ante una conducta inadecuada, podemos sentir vergüenza si ha sido en público o nos enfada tanto que nuestra respuesta no siempre es la adecuada.

Por eso es conveniente saber que cuando castigamos aislando al niño impedimos el desarrollo del apego y el vínculo afectivo entre padres e hijos.

Si nuestro método disciplinario habitual es mandar al niño a la habitación, apartarlo de nuestro lado a modo de castigo, no estamos viendo ese momento como la mejor oportunidad para trabajar con el carácter del niño, educarle en la identificación de emociones, enseñarle a canalizar sus sentimientos negativos y a buscar posibles soluciones.

Sin embargo cuando corregimos mostrando cercanía, con un control total de nuestras propias emociones, fortalecemos el vínculo, consiguiendo muchas veces que el niño deje de comportarse mal al sentirse aceptado y querido. Solo de esta manera seremos capaces de entender la siguiente frase: Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite. Dr. Jeckyll.

Leticia Garcés, Pedagoga, [Tienes que estar registrado y conectado para ver este vínculo]

Gracias Maribel. Estoy totalmente de acuerdo, sobretodo con la última frase, que me ha encantado. Cuando Iago se enfada (que tiene mucho carácter) yo le digo vamos a darnos un abrazo y un beso que así se nos pasa todo y el se acurruca contra mi y al poco rato se levanta y me dice "ya no estoy enfadado", sin embargo si le riñen por algo que ha hecho, se pone hecho una furia. Javi se enfada porque dice que yo soy muy blanda, pero si el le riñe, yo es como si me volviese pequeñita de la pena que me da y tengo que ir a cogerlo y abrazarlo aunque luego la bronca es para mi.

Si, a mi también me acusan de blanda y sobreprotectora, pero es que yo intento ponerme en su lugar y me siento mal imaginando que el también se siente mal.

Yo igual, antes por compromiso aveces hacia que le regañaba delante de.segun quien para que no me agobiasen, ahora tengo mis explicaciones para casi todo y la gente me acaba dando la razon jaja
A juan le pasa igual si lo regañan es muuuxo peor que si le hablas preguntandole que le pasa y dndole cariño. Y q
ue si esta mimado? Quien dijo que es malo?

Me a encantado Gracias.

muy bonito... y a mi también me llaman blanda y sobreprotectora pero ni soy blanda y le sobreprotego simplemente intento, como dice el texto "educarle en la identificación de emociones, enseñarle a canalizar sus sentimientos negativos y a buscar posibles soluciones".