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"El príncipe destronado"
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"El príncipe destronado"
Hace ya tiempo leí una novela que se llamaba así: “El príncipe destronado“, de Miguel Delibes, en la que se basa la película “La guerra de papá”, . Habla de la vida de un niño pequeño cuando llega su hermanita y él se encuentra que todo su universo se derrumba. Ya no es el centro de las atenciones. Se le pide, de repente, que deje de actuar como un bebé y asuma responsabilidades y comportamientos para los que no está preparado.
Pero el niño está asustado, siente que ha perdido su lugar en el mundo, el amor de su madre, sus prerogativas y su vida. Y como está asustado se enfada. Y se vuelve caprichoso y travieso. Incluso sufre una regresión a actitudes y comportamientos ya superados. Continuamente pide una atención que nadie tiene tiempo ni disposición para darle.
Y lo peor es que nadie lo entiende. Se enfadan con él, se desesperan. Nadie tiene el tiempo de atención, los mimos que dar y que él tanto necesita.
¿Que le puede pasar a nuestro príncipe destronado? Como el niño de la historia está presionado por algo que le supera por todos lados. Un niño de dos o tres añitos todavía necesita mucha tención de sus padres y, aunque pueda manifestar ternura hacia el bebé, en el fondo querría que desapareciera. No puede quererlo como lo queremos los adultos. Lo abraza tan fuerte que llega a hacerle daño. Algunos le pegan aunque luego disimulen y se crean que pasó otra cosa diferente. Se lo creen de verdad, confunden todavía realidad e imaginación. No son responsables.
Algunos escapan de esta nueva situación con una regresión. Se chupan el dedo, piden el chupete, balbucean y se hacen pipí.
Los adultos, que encima estamos agotados por la llegada de un bebé y muchas veces por preocupaciones externas, le exigimos que “sea mayor” y nos enfadamos con él. Aquel dulce niñito que hacía mil carantoñas es ahora un diablillo que enlaza rabieta con travesura. Explotamos.
Decirle que es malo, tonto, que no lo queremos, castigarlo, todo eso es contraproducente. Nos hace daño a nosotros pero sin duda es a él al que más le duele. Y no sirve de nada.
Quizá el primer consejo vendría antes de todo esto. Y es que cuando deseemos tener un segundo hijo hay que ser muy realistas. ¿Podrá el mayor prescindir de nuestra atención exclusiva cuando nazca el bebé? ¿Tenemos la situación personal y económica adecuada para darles a ambos lo que necesitan? ¿Se involucra el padre en la crianza del mayor como para poder suplir a la madre cuando sea necesario? ¿Hemos planeado quien nos va a echar una mano en el puerperio?
Rara vez pensamos a fondo en estas cosas. Y es muy importante para la salud emocional de toda la familia tenerlas atadas. Una vez analizadas todas esas circunstancias, si vemos realmente factible el asumir la nueva responsabilidad, llega un segundo paso. Estudiar. Si, estudiar.
Entender el proceso al que va a enfrentarse nuestro príncipe destronado es fundamental. Carlos Gonzalez, en “Bésame mucho” plantea un ejemplo. Si tu marido llegase a casa con una nueva esposa y te dijera que tienes que quererla y jugar con ella, ¿te encantaría la idea o te sonaría encima a burla?
Salvando las distancias, aunque la relación de pareja sea otra cosa, para un niño pequeño el amor de sus padres es lo más importante en el mundo y es feliz como está. Un nuevo hijo, sobre todo si no es lo bastante mayor para jugar solo o esperar atención o consuelo, no es ninguna alegría incuestionable. Tiene muchos inconvenientes. Prometerle que cuando nazca el bebé tendrá otro niño con el que jugar no es buena idea. Hasta que el bebé deje de ser una molestia va a pasar bastante tiempo, y mientras además vendrá la etapa en la que el bebé andará rompiéndole todos sus juegos. La verdad, que bastante paciencia tienen los niños. Los hermanitos pequeños les dan bastantes más quebraderos de cabeza que satisfacciones. Y no son ellos los que han decidido que llegue el hermanito, hemos sido nosotros.
Si el niño se hace pipí, incluso si lo hace despierto y encima de nuestro sofá de piel, hay que ser maduros nosotros y no enfurecernos. No sabrá explicarnos sus motivos, es algo que no es consciente del todo y a la vez tampoco es totalmente inconsciente. El autocontrol lleva años. Yo a veces también lo pierdo. ¿Cómo no va perderlo él que está bajo mucha tensión? Como os digo, es hora de demostrar quien tiene el autocontrol y quien es el adulto, así que no hay que perder ni nervios ni paciencia, y mucho menos si encima esperamos que ellos no los pierdan.
La mejor terapia es ejemplo, paciencia y empatía. Hablar, hablarle mucho, con dulzura, con sentimiento. Ofreciéndole amor incondicional, sin juicios ni etiquetas. Aunque sea muy pequeño el niño entiende y sobre todo, más que las palabras, entiende las actitudes. Suele ser una gran ayuda que cuando llega el segundo hijo el mayor ya sea capaz de entender y expresarse, pero aún así, los niños pueden no saber explicarnos lo que sienten.
Cuando nuestro príncipe destronado nos ponga nerviosos por alguna rabieta, hay que controlarse. ¿Quien tiene derecho a las rabietas, el niño o nosotros? Yo lo tengo claro, los adultos somos nosotros y somos también quienes hemos tomado la decisión de darle un hermanito. Así que debemos demostrar que estamos capacitados para manejar la situación en vez de dejarla sobre sus pequeñas espaldas.
Pero el niño está asustado, siente que ha perdido su lugar en el mundo, el amor de su madre, sus prerogativas y su vida. Y como está asustado se enfada. Y se vuelve caprichoso y travieso. Incluso sufre una regresión a actitudes y comportamientos ya superados. Continuamente pide una atención que nadie tiene tiempo ni disposición para darle.
Y lo peor es que nadie lo entiende. Se enfadan con él, se desesperan. Nadie tiene el tiempo de atención, los mimos que dar y que él tanto necesita.
¿Que le puede pasar a nuestro príncipe destronado? Como el niño de la historia está presionado por algo que le supera por todos lados. Un niño de dos o tres añitos todavía necesita mucha tención de sus padres y, aunque pueda manifestar ternura hacia el bebé, en el fondo querría que desapareciera. No puede quererlo como lo queremos los adultos. Lo abraza tan fuerte que llega a hacerle daño. Algunos le pegan aunque luego disimulen y se crean que pasó otra cosa diferente. Se lo creen de verdad, confunden todavía realidad e imaginación. No son responsables.
Algunos escapan de esta nueva situación con una regresión. Se chupan el dedo, piden el chupete, balbucean y se hacen pipí.
Los adultos, que encima estamos agotados por la llegada de un bebé y muchas veces por preocupaciones externas, le exigimos que “sea mayor” y nos enfadamos con él. Aquel dulce niñito que hacía mil carantoñas es ahora un diablillo que enlaza rabieta con travesura. Explotamos.
Decirle que es malo, tonto, que no lo queremos, castigarlo, todo eso es contraproducente. Nos hace daño a nosotros pero sin duda es a él al que más le duele. Y no sirve de nada.
Quizá el primer consejo vendría antes de todo esto. Y es que cuando deseemos tener un segundo hijo hay que ser muy realistas. ¿Podrá el mayor prescindir de nuestra atención exclusiva cuando nazca el bebé? ¿Tenemos la situación personal y económica adecuada para darles a ambos lo que necesitan? ¿Se involucra el padre en la crianza del mayor como para poder suplir a la madre cuando sea necesario? ¿Hemos planeado quien nos va a echar una mano en el puerperio?
Rara vez pensamos a fondo en estas cosas. Y es muy importante para la salud emocional de toda la familia tenerlas atadas. Una vez analizadas todas esas circunstancias, si vemos realmente factible el asumir la nueva responsabilidad, llega un segundo paso. Estudiar. Si, estudiar.
Entender el proceso al que va a enfrentarse nuestro príncipe destronado es fundamental. Carlos Gonzalez, en “Bésame mucho” plantea un ejemplo. Si tu marido llegase a casa con una nueva esposa y te dijera que tienes que quererla y jugar con ella, ¿te encantaría la idea o te sonaría encima a burla?
Salvando las distancias, aunque la relación de pareja sea otra cosa, para un niño pequeño el amor de sus padres es lo más importante en el mundo y es feliz como está. Un nuevo hijo, sobre todo si no es lo bastante mayor para jugar solo o esperar atención o consuelo, no es ninguna alegría incuestionable. Tiene muchos inconvenientes. Prometerle que cuando nazca el bebé tendrá otro niño con el que jugar no es buena idea. Hasta que el bebé deje de ser una molestia va a pasar bastante tiempo, y mientras además vendrá la etapa en la que el bebé andará rompiéndole todos sus juegos. La verdad, que bastante paciencia tienen los niños. Los hermanitos pequeños les dan bastantes más quebraderos de cabeza que satisfacciones. Y no son ellos los que han decidido que llegue el hermanito, hemos sido nosotros.
Si el niño se hace pipí, incluso si lo hace despierto y encima de nuestro sofá de piel, hay que ser maduros nosotros y no enfurecernos. No sabrá explicarnos sus motivos, es algo que no es consciente del todo y a la vez tampoco es totalmente inconsciente. El autocontrol lleva años. Yo a veces también lo pierdo. ¿Cómo no va perderlo él que está bajo mucha tensión? Como os digo, es hora de demostrar quien tiene el autocontrol y quien es el adulto, así que no hay que perder ni nervios ni paciencia, y mucho menos si encima esperamos que ellos no los pierdan.
La mejor terapia es ejemplo, paciencia y empatía. Hablar, hablarle mucho, con dulzura, con sentimiento. Ofreciéndole amor incondicional, sin juicios ni etiquetas. Aunque sea muy pequeño el niño entiende y sobre todo, más que las palabras, entiende las actitudes. Suele ser una gran ayuda que cuando llega el segundo hijo el mayor ya sea capaz de entender y expresarse, pero aún así, los niños pueden no saber explicarnos lo que sienten.
Cuando nuestro príncipe destronado nos ponga nerviosos por alguna rabieta, hay que controlarse. ¿Quien tiene derecho a las rabietas, el niño o nosotros? Yo lo tengo claro, los adultos somos nosotros y somos también quienes hemos tomado la decisión de darle un hermanito. Así que debemos demostrar que estamos capacitados para manejar la situación en vez de dejarla sobre sus pequeñas espaldas.
luna06- Cantidad de envíos : 1434
Edad : 47
Localización : lliria (valencia)
Fecha de inscripción : 30/11/2008
Re: "El príncipe destronado"
Ese libro era lectura obligada cuando yo iba al colegio y tambien me he visto esa pelicula varias veces, es bastante antigua, pero muy bonita.
Mi niño tuvo ese "sindrome" los primeros 15 dias de nacimiento de Alba, aunque sin rabietas,nunca ha tenido rabietas y claro, con amor, paciencia, se dio cuenta de que NADIE iba a ocupar su lugar y sin problemas.
Mi niño tuvo ese "sindrome" los primeros 15 dias de nacimiento de Alba, aunque sin rabietas,nunca ha tenido rabietas y claro, con amor, paciencia, se dio cuenta de que NADIE iba a ocupar su lugar y sin problemas.
Invitado- Invitado
Re: "El príncipe destronado"
Miguel Delibes es uno de mis escritores favoritos, tengo todos sus libros, mi primer libro fué de El camino y me enganchó a la lectura para siempre. La película la protagoniza Teresa Gimpera junto a muchos otros actores conocidos del momento.
En el caso de Rubén, como le he tratado y educado con todo mi amor y desde el razonamiento no estoy teniendo ningún incidente en este aspecto. Aunque Unai lleva poquito tiempo entre nosotros he visto que Rubén le mira con cariño cuando comparten teti, le acaricia con ternura y en varias ocasiones le he visto acercándose a él y con mucha suavidad mientras le acaricia le dice susurrando (como si no quisiera despertarlo) que le quiere, en los primeros días le dijo que le amaba dejándonos con la boca abierta y es que la teta crea un vínculo muy especial entre ellos.
Lo importante es que el amor y atención que les des sea igual a los dos y como los dos toman teti, los dos llevan pañal y los atiendo por igual en muchos aspectos, pues tan a gustito y contentos. Aún así, Rubén quiere ser mayor, hacer las cosas solo y no porque Unai sea un bebé él ha dado algún paso atrás en el camino que llevaba recorrido.
Así que, por lo menos en nuestro caso, todo va de perlas y dentro de poco tendré a los 2 muñequitos trasteando por la casa.
Lo que sí noto en Rubén es la presencia de papá en casa, pues entre el permiso de paternidad y las vacaciones, los días que ha trabajado en medio, Rubén estaba tan tranquilo, aunque a quien veía alborotado era a Jesus y no a mi peque, pero bueno y es que estos hombres se ahogan en un vaso de agua cuando uno llora y el otro reclama y les pilla haciendo una tareilla del hogar, ya sabeis.
Besos.
En el caso de Rubén, como le he tratado y educado con todo mi amor y desde el razonamiento no estoy teniendo ningún incidente en este aspecto. Aunque Unai lleva poquito tiempo entre nosotros he visto que Rubén le mira con cariño cuando comparten teti, le acaricia con ternura y en varias ocasiones le he visto acercándose a él y con mucha suavidad mientras le acaricia le dice susurrando (como si no quisiera despertarlo) que le quiere, en los primeros días le dijo que le amaba dejándonos con la boca abierta y es que la teta crea un vínculo muy especial entre ellos.
Lo importante es que el amor y atención que les des sea igual a los dos y como los dos toman teti, los dos llevan pañal y los atiendo por igual en muchos aspectos, pues tan a gustito y contentos. Aún así, Rubén quiere ser mayor, hacer las cosas solo y no porque Unai sea un bebé él ha dado algún paso atrás en el camino que llevaba recorrido.
Así que, por lo menos en nuestro caso, todo va de perlas y dentro de poco tendré a los 2 muñequitos trasteando por la casa.
Lo que sí noto en Rubén es la presencia de papá en casa, pues entre el permiso de paternidad y las vacaciones, los días que ha trabajado en medio, Rubén estaba tan tranquilo, aunque a quien veía alborotado era a Jesus y no a mi peque, pero bueno y es que estos hombres se ahogan en un vaso de agua cuando uno llora y el otro reclama y les pilla haciendo una tareilla del hogar, ya sabeis.
Besos.

Invitado- Invitado
Re: "El príncipe destronado"
Interesante el libro.
Yo todavia no le voy a dar hermano (a) a Andrea Celeste, pero si tengo bien claro que cuando eso suceda, tenemos su papi y yo que actuar como hasta ahora con ella, darle todo nuestro amor, comprension, y hacerla participe de las tareas del o la bebe.
Carlos Gonzalez, en “Bésame mucho” plantea un ejemplo. Si tu marido llegase a casa con una nueva esposa y te dijera que tienes que quererla y jugar con ella, ¿te encantaría la idea o te sonaría encima a burla?
Mi esposo hace eso y entrando con la nueva esposa y saliendo es lo mismo jajaja, muy buen ejemplo ese y muy cierto a nadie le gusta que lo reemplacen.
Besos
Yo todavia no le voy a dar hermano (a) a Andrea Celeste, pero si tengo bien claro que cuando eso suceda, tenemos su papi y yo que actuar como hasta ahora con ella, darle todo nuestro amor, comprension, y hacerla participe de las tareas del o la bebe.
Carlos Gonzalez, en “Bésame mucho” plantea un ejemplo. Si tu marido llegase a casa con una nueva esposa y te dijera que tienes que quererla y jugar con ella, ¿te encantaría la idea o te sonaría encima a burla?
Mi esposo hace eso y entrando con la nueva esposa y saliendo es lo mismo jajaja, muy buen ejemplo ese y muy cierto a nadie le gusta que lo reemplacen.
Besos
Cherrylove- Cantidad de envíos : 1533
Edad : 45
Localización : Panama
Fecha de inscripción : 25/05/2009
Re: "El príncipe destronado"
La peque no lo sintió mucho, menos mal. Porque hay estabamos para lo que necesitara.
Lo unico que hacia la pobre era pegarse a mi como una lapa, sobre todo cuando le daba el pecho al peque. Con un brazo sotenía a uno y con el otro la acariciaba a ella. Pero por lo demás todo muy bien. Por suerte.
Lo unico que hacia la pobre era pegarse a mi como una lapa, sobre todo cuando le daba el pecho al peque. Con un brazo sotenía a uno y con el otro la acariciaba a ella. Pero por lo demás todo muy bien. Por suerte.
anesmori- Cantidad de envíos : 1002
Edad : 50
Localización : Valencia
Fecha de inscripción : 22/03/2009
Re: "El príncipe destronado"
La verda es que yo tembien he tenido mucha suerte con Ainhoa porque no ha demostrado en ningu momento celillos, incluso a veceds las dos nos quedabamos mirando a Unai cuando era bebe y yo me reia diciendola que el bebe era un rollo porque no hacia nada, solo comer, llorar y reclamarme..y ella se reia y me decia qque lo queria mucho.
Siempre he intentado compensar los ratos que pasaba con el pequeñajo y ahora que ya pueden jugar los dos juntos ella esta feliz, auqneu a veces le mosquea que elpeque le quite los juguetes peroella tambien lo hace con los juguetes del niño (le encantan los juguetes de bebe).
Episodios de celillos ha tenido alguna vez pero han sido tan pocos y an breves que no han tenido mayor importanica.
Es que mi niña es un cielo...
Siempre he intentado compensar los ratos que pasaba con el pequeñajo y ahora que ya pueden jugar los dos juntos ella esta feliz, auqneu a veces le mosquea que elpeque le quite los juguetes peroella tambien lo hace con los juguetes del niño (le encantan los juguetes de bebe).
Episodios de celillos ha tenido alguna vez pero han sido tan pocos y an breves que no han tenido mayor importanica.
Es que mi niña es un cielo...
Delta- Cantidad de envíos : 1502
Edad : 53
Localización : Valladolid
Fecha de inscripción : 02/11/2008

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